“Igual por ahí te caigo, dijo Chávez”

Gran expectación causa entre los ciudadanos de esta noble ciudad “la traslación de las monjas del convento viejo al nuevo, para lo cual han sido convocados al acto todos los religiosos de la comarca. Señoras, rica y costosamente vestidas, has sido convidadas como madrinas para acompañar el cortejo. El provincial Fray Tomás Zavala ha dispuesto desde la víspera el Santísimo Sacramento como custodia de este tesoro virginal”(1)
El próximo año se conmemora el 400 aniversario de la fundación del convento de Santa Clara, sin duda uno de los tesoros que enorgullecen a la ciudad y que merece observar más allá de la belleza única de sus retablos o de ponderar sobre su magnífica edificación, ejemplo de la arquitectura novo hispana.
El viejo convento a que hace mención la Doctora Mina Ramírez en su libro Niñas Doncellas, Vírgenes Eternas, se ubicaba en la esquina de la Calle de Juárez con la Avenida Pino Suárez, en lo que hasta hace unos días era la emblemática tienda La Villa de Paris, hoy convertida en “tienda de conveniencia”, lo que ello quiera significar.
Era un 21 de Julio del año de 1633 y la población, reunida a lo largo del trayecto, se preparaba para un acontecimiento inédito, ser testigos de esa efímera salida al mundo exterior de las monjas de clausura quienes pasaban a ocupar su nueva casa, el convento de Santa Clara de Jesús de Querétaro, monumental obra llevada a término gracias al todavía no bien reconocido patronazgo indígena de Diego y Luisa de Tapia, hijo y nieta del célebre Indio Conni, bautizado como Hernando de Tapia. Podemos imaginar la procesión tal y como la describe en sus investigaciones la Doctora Ramírez: “acompañada de chirimías, clarines, cohetes y luminarias”(1) en esa mezcla de elementos que aderezan nuestra mestiza historia.
Con motivo de tal celebración se ha puesto en marcha la organización de los eventos conmemorativos que anticipamos serán interesante recorrido por este periodo de nuestra historia local, que abarca años de la colonia y del periodo independiente, años en que la comunidad de las clarisas cobró capital importancia para la ciudad y la región primero por la actividad económica y por ende el progreso que generó durante los años de su construcción y posteriormente con la administración de su rica hacienda que la “hacía gestor, árbitro y promotor en arrendamientos, compra venta de haciendas y casas, donaciones, fábrica de retablos y órganos”(1).
Tal aniversario es sin duda oportunidad para reconocer el origen y raíces de una parte importante de nuestra queretanidad, ya fuera esta adquirida por nacimiento o adopción.
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Murió esta semana la legendaria periodista italiana Oriana Fallaci a la edad de 77 años. Conocida por su arrojo –a los 10 años de edad ya participaba en la resistencia antifascista por proclamarse enemiga acérrima del Islam y también por su carácter decidido que desnudaba con señalamientos directos a sus famosos entrevistados, como la crítica que hizo a las opiniones que sobre la mujer tenía el Ayatola Jomeini, cuando este gozaba del favor de la prensa mundial al constituirse en el contrapeso a la dictadura del Sha Reza Palevi.
Nosotros la recordamos en una foto que dio la vuelta al mundo: tirada en el piso de una terraza del edificio Chihuahua, rodeada de estudiantes, aquella tarde del Tlaltelolco de Díaz Ordaz, con una bala en la nalga y cara de espantada.
Pronto se habrán de cumplir cuatro décadas del terrible suceso cuando México iniciaba lo que se convirtió en este lento y farragoso camino hacia la democracia. Desde entonces hemos sido gobernados por personajes de cartón piedra que no escucharon el mensaje, que continuaron con su saqueo a la hacienda pública, que sumieron en la ignorancia al pueblo y, como constatamos hoy al escuchar “ilegales” grabaciones, han estado vinculados a lo más execrable de la satrapía nacional, actuando de espaldas al mandato republicano de gobernar en beneficio de la nación. Hoy parece que cosechamos el fruto de tanta postergación y en las conversaciones de café se barajan con nostalgia nombres como el de Heberto Castillo, Jesús Reyes Heroles, Carlos Castillo Peraza. Frente a este páramo en que sus actores convirtieron la vida política del país, parece no quedar ya valientes decididos a defender con la pasión de Oriana, la verdad y la justicia.
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Siguen los especialistas sin comprender el gratuito incidente que provocó el papa Benedicto XVI. La comunidad musulmana, que suma más de mil millones de fieles, reaccionó violentamente amenazando por enésima ocasión con la guerra santa: “hasta que el Islam domine el mundo”. Aunque se trataba de la cita de un texto medieval, no hay una voz que justifique el hecho como descuido y solo las disculpas del pontífice lograron aplacar las airadas especulaciones que se reproducen como esporas en esta hora de recelo y desconfianza. Los radicales en el mundo árabe no aceptan explicaciones, aseguran que el dislate no fue tal y lo miran como un paso más de occidente en su misión de conseguir la destrucción de los seguidores de Mahoma, un escalón más en ese multi anunciado choque de civilizaciones.
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Explica mi amigo Rafa Gutiérrez, analista político con experiencia de casi cuatro décadas en la agenda de este país y que incluye también su paso como asesor a la cancillería mexicana: “Si el presidente venezolano quiere venir a México lo puede hacer como turista, esto es, sin representación oficial, sin agenda y sin escoltas, cosa impensable para un jefe de estado. O bien, con la oficial de su cargo como representante del gobierno y pueblo de su país, para lo cual tendría que contar con agenda, invitación y anuencia del gobierno mexicano”. Un razonamiento sencillo, apegado al conocimiento de nuestras leyes y al sentido común. No se porque se le hizo bolas el engrudo a nuestro canciller Derbéz tratando de explicar la posible presencia del presidente suramericano, al que el pueblo mexicano tiene ya clasificado, en los eventos convocados por AMLO. Sus barrocos argumentos acabaron por confundir al entrevistador, en su exceso de prudencia parecía haber más una advertencia temerosa. Se me vino a la memoria un cartón aparecido en las páginas editoriales del diario El País: un personaje de atildada vestimenta frente a una batería de micrófonos anuncia a la imaginaria ciudadanía: “¡para su tranquilidad, podéis seguir atemorizados!”.

(1) Las cursivas se refieren a citas aparecidas en el libro “Niñas Doncellas, Vírgenes Eternas” de la Doctora en Historia Mina Ramírez Montes, quien encabeza el Comité para la Celebración del IV centenario de la fundación del Convento de Santa Clara.

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